Suspende las oposiciones por dos milésimas y le niegan la posibilidad de ver dónde falló
Los exámenes de oposición son un punto de inflexión en la vida de quien aspira a un empleo en la administración pública. Si encima te dejan fuera a mitad del proceso por apenas dos milésimas, pasa a convertirse en una fecha ardorosa que no olvidarás jamás en tu vida. Le ha pasado, hace dos días, a Jorge Reyes, un granadino, profesor interino de Formación Profesional, concretamente de la especialidad de Intervención Sociocomunitaria, que se ha dejado la piel para quedarse, por un rasguño, fuera de la segunda prueba selectiva.
El primer examen tuvo lugar a mediados del mes pasado, el domingo 19 de junio. A ella optaron aproximadamente 30.000 candidatos para un total de 1.987 plazas, 40 de ellas para la especialidad a la que optaba Jorge. Interino, con años de experiencia como personal público de la Consejería de Educación, ya comenzó con mal pie, ya que al no conformarse un tribunal de su especialidad en Granada se vio obligado a ir a Almería para participar del proceso selectivo.
No obstante, esa sorpresa no fue nada al compararla con la que se llevó esta semana, el martes, cuando los tribunales de la oposición de la Junta de Andalucía alumbraron las calificaciones de cada uno de los candidatos. Jorge observaba con asombro que su calificación no llegaba al cinco por menos que un pelo. «Me han puesto un 4,9975. Y yo no dudo que no tenga esa calificación, pero claro, al suspender por dos milésimas y media, lo mínimo que puedo pedir es que me dejen ver mi examen y me digan en qué he fallado», alega el afectado.
Sin embargo, y pese a la excepcionalidad de su caso, en la Delegación de la Consejería de Educación en Almería han seguido a rajatabla la normativa del proceso selectivo que, sorprendentemente, no permite a los candidatos optar a una revisión de examen por otro tribunal o, tan siquiera, ver las respuestas una vez entregados los folios. «Yo quiero que se vea que el proceso de selección no es transparente, que no hay corrección pública de los exámenes como sí ocurre en la segunda prueba, la oral, y que ni tan siquiera se permite ver el examen después de entregarlo», alega, Reyes.
La cuestión es que todo aquel que no llegue al cinco, no puede participar de la segunda de las pruebas del proceso selectivo de personal docente, la exposición oral. Y sin ella, no se puede optar a plaza. Cabe recordar que la convocatoria de empleo público para Secundaria de este año es la más importante en la última década y alcanza el máximo de reposición impuesto por la normativa legal estatal.
Reyes ha interpuesto un escrito ante la Consejería de Educación solicitando la revisión «objetiva y pública» de su examen y la «anulación total» del proceso de selección. Sin embargo, sus esperanzas son casi nulas. «Hubo un caso en el que un profesor, después de que se le negara ver su examen, recurrió judicialmente y ganó. Pero claro, la sentencia llegó cuatro años después». Entonces, ya no existía ni el examen, destruido después de culminarse todo el proceso selectivo.
Al profesor granadino le tocará ahora, desafortunadamente para él, esperar otro par de años como profesor interino y volver a participar del proceso selectivo de personal docente –si es que vuelven a convocarse oposiciones y si es que hay plazas en su especialidad–. Entonces, seguro, y probablemente durante toda su vida, tendrá grabadas a fuego esas dos milésimas y media.